Las berenjenas fritas con salsa de tomate son un plato clásico lleno de sabor mediterráneo, perfecto para cualquier comida. La combinación de berenjenas doradas y crujientes con una salsa de tomate fresca y aromática crea una experiencia deliciosa y reconfortante. Además, esta receta es fácil de preparar y utiliza ingredientes simples que probablemente ya tengas en tu cocina.
Esta receta es ideal como plato principal ligero o como acompañamiento de una comida más completa. Sigue los pasos a continuación para disfrutar de este sabroso plato en casa.
Lava bien las berenjenas y córtalas en rodajas de aproximadamente 1 cm de grosor. Coloca las rodajas en un colador y espolvorea sal por encima. Deja reposar las berenjenas durante 20 a 30 minutos. Esto ayudará a eliminar el exceso de agua y a reducir el amargor de las berenjenas.
Después del tiempo de reposo, enjuaga las rodajas con agua fría para eliminar la sal y sécalas bien con papel de cocina.
Prepara tres platos para el proceso de rebozado. En el primero, coloca la harina; en el segundo, bate los huevos; y en el tercero, coloca el pan rallado.
Pasa cada rodaja de berenjena primero por la harina, luego por el huevo batido y finalmente por el pan rallado, asegurándote de cubrir bien cada pieza.
En una sartén grande, calienta el aceite de oliva a fuego medio. Una vez que el aceite esté caliente, fríe las rodajas de berenjena en tandas, asegurándote de no sobrecargar la sartén.
Fríe las berenjenas durante 2 a 3 minutos por cada lado, o hasta que estén doradas y crujientes. Una vez listas, colócalas sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
Mientras las berenjenas se fríen, puedes preparar la salsa de tomate. Pela y pica finamente la cebolla y el ajo. Si usas tomates frescos, escáldalos en agua caliente durante 1 minuto para quitarles la piel fácilmente, y luego córtalos en trozos pequeños.
En una sartén aparte, calienta el aceite de oliva y añade la cebolla picada. Sofríe a fuego medio hasta que esté transparente, luego añade el ajo y cocina por unos minutos más, hasta que el ajo suelte su aroma.
Agrega los tomates picados a la sartén (o los tomates enlatados si los prefieres) y cocina a fuego lento durante 15-20 minutos, removiendo ocasionalmente. Si los tomates son muy ácidos, puedes añadir una cucharadita de azúcar para equilibrar el sabor.
Sazona la salsa con sal, pimienta y algunas hojas de albahaca fresca al final de la cocción para darle un toque aromático.
Una vez que las berenjenas estén fritas y la salsa de tomate esté lista, es momento de servir. Coloca las rodajas de berenjena en un plato y vierte una generosa cantidad de salsa de tomate por encima.
Decora con hojas de albahaca fresca y un chorrito de aceite de oliva extra virgen para un acabado perfecto. También puedes añadir un poco de queso parmesano rallado si lo deseas.
Arroz blanco o integral: El arroz es un excelente acompañamiento para las berenjenas fritas con salsa de tomate, ya que equilibra la riqueza de la salsa y añade textura al plato.
Pan tostado: Unas rebanadas de pan tostado pueden ser perfectas para mojar en la salsa de tomate y completar el plato.
Ensalada fresca: Una ensalada verde ligera con rúcula o espinacas, aderezada con una vinagreta simple, aporta frescura y contrasta con el sabor frito de las berenjenas.
Berenjenas al horno: Si prefieres una opción más ligera, puedes hornear las berenjenas en lugar de freírlas. Simplemente coloca las rodajas de berenjena rebozadas en una bandeja para hornear forrada con papel pergamino y hornea a 200°C durante 20-25 minutos, volteándolas a la mitad del tiempo.
Queso gratinado: Para una versión más rica, puedes espolvorear las berenjenas con queso mozzarella o parmesano y gratinarlas en el horno durante unos minutos antes de servirlas.
Salsa con hierbas: Si te gustan las hierbas frescas, puedes enriquecer la salsa de tomate con orégano, tomillo o romero para darle un toque diferente y más aromático.
Escurrir bien las berenjenas: Es importante no saltarse el paso de salarlas y dejarlas reposar para eliminar el exceso de agua. Esto ayuda a que las berenjenas queden crujientes al freírse.
Aceite bien caliente: Asegúrate de que el aceite esté bien caliente antes de freír las berenjenas. De lo contrario, absorberán demasiado aceite y quedarán grasosas en lugar de crujientes.
Freír en tandas: No sobrecargues la sartén al freír las berenjenas. Fríelas en tandas para que se cocinen de manera uniforme y queden crujientes.
Las berenjenas fritas con salsa de tomate son mejores cuando se sirven inmediatamente, ya que mantienen su textura crujiente. Sin embargo, si te sobran, puedes guardarlas en el refrigerador durante 1 o 2 días. Para recalentarlas, es mejor usar el horno para que recuperen su crujiente en lugar de hacerlo en el microondas.
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